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Invítanos un café

miércoles, 15 de mayo de 2024

En el camino a Monte Claro, un lugar rodeado de vastas siembras de maíz, pa cayas, y frutas, cada día se veía pasar a los campesinos que subían a trabajar en sus parcelas, mientras disfrutaban de las impresionantes vistas de los volcanes.



Entre estos trabajadores, estaba Don Celestino, un hombre dedicado que subía sin falta todos los días con su familia,  para cuidar de sus cultivos de café. 


Un día de noviembre, decidió llevar consigo a su hija Matilde, quien rara vez se unía a ellos en estas jornadas.


Después de una ardua mañana de trabajo, cargaron varios sacos llenos de café y se encaminaron de regreso al antiguo palmar, donde planeaban vender su preciado producto. 


Matilde, poco acostumbrada al esfuerzo físico, se rezagó y al llegar a un punto conocido como la piedra Cuache, vio a un diminuto hombrecillo que la saludaba desde lo alto de una roca.


El pequeño ser se ofreció a ayudarla con su carga, y a pesar de su apariencia frágil, logró llevarla sin esfuerzo. Mientras caminaban, el hombrecillo le preguntó a Matilde sobre su vida y origen, y ella, a su vez, le cuestionó sobre quién era él, y qué hacía allí. Con voz suave, el hombrecillo afirmó que él era el guardián de esos parajes, vigilante de todo lo que le pertenecía.


Pero su soledad lo agobiaba y deseaba que Matilde se quedara con él. 

Alarmada, Matilde rechazó la propuesta de inmediato. 


De repente, escuchó un aleteo tras de sí y al girarse, vio su saco tirado en el suelo y el hombrecillo había desaparecido.


Con el corazón acelerado, Matilde recogió su carga y prosiguió su camino hacia el palmar, pero al llegar, no encontró a nadie comprando café ni rastro de su padre y hermanos. Para su sorpresa, descubrió que había pasado más tiempo del que creía.

alguien del lugar le mencionó que su familia llevaba meses buscandola, sin saber de su paradero.


Don Celestino, aliviado al ver a su hija sana y salva, recordó las historias de un duende que habitaba la piedra Cuache, observando a quienes pasaban por allí, especialmente a jóvenes como Matilde. Se decía que estos seres podían ser malévolos, pero también había quienes solo protegían los lugares que consideraban suyos.



Así, la experiencia de Matilde se convirtió en una leyenda más de aquellos parajes, donde la línea entre la realidad y la fantasía,  se desvanecía en la misteriosa presencia del duende, de la piedra Cuache.


Autor:

Alvaro Rojas Melendez.

email: alvarome2003@gmail.com

sábado, 11 de mayo de 2024

 

En el pueblo de San Felipe, una leyenda se teje en las sombras de la noche. Sergio, un hombre conocido por su suerte y sus noches de juerga, se convirtió en el protagonista de esta oscura historia. Su rutina nocturna lo llevaba a regresar a casa por un camino solitario, atravesando un puente donde el susurro del agua y el canto de las ranas creaban una sinfonía nocturna.

 

Una noche, Sergio, con apenas unas copas de más, divisó entre las sombras a una mujer bañándose en el río, su larga cabellera oscilaba con la corriente. A su lado, un guacal dorado se alejaba lentamente. Impulsado por su valentía embriagada, Sergio agarró el guacal y huyó sin mirar atrás, ignorando el grito aterrador que resonó en la noche.

 

Al llegar a casa, contempló su tesoro de oro puro con ojos codiciosos, sin percatarse del peligro que había desatado. Los días pasaron y nadie ofreció comprar el guacal. Intrigado, decidió guardarlo en su hogar.

 

Pero la tranquilidad no duró mucho. En la siguiente noche de luna llena, al salir de su casa, una presencia escalofriante lo acechaba en cada calle,  Una mujer de cabello largo y vestida de blanco lo perseguía, emitiendo un grito terrorífico. 

La primera vez que lo vio a lo lejos fue en el área conocida como el tanque, y se le seguía viendo en cada esquina, cada cuadra del lugar.

 

Atormentado, Sergio buscó ayuda en un brujo local. Este le advirtió que debía devolver el guacal al río en la próxima noche de luna llena, en el mismo momento en que lo había tomado, para calmar la ira del ser sobrenatural al que había robado.

 


Así lo hizo Sergio, liberando el guacal en las aguas oscuras del río. Con el corazón palpitante, comprendió que la llorona no buscaría venganza ahora. Decidió abandonar sus noches de juerga, temeroso de volver a encontrarse con el espíritu vengativo en la oscuridad de la noche. Y así, la leyenda del Guacal de la Llorona se mantuvo viva en el pueblo de San Felipe, recordándoles a todos el peligro de la codicia y la oscuridad que acecha en la noche.


Autor:

Alvaro Rojas Melendez.

contactame: alvarome2003@gmail.com

martes, 7 de mayo de 2024

Posted by El Palmar Tv. in , | 18:08:00 No comments

En el tranquilo municipio de El Palmar, la vida transcurría apacible, marcada por el ritmo de los cortejos fúnebres que cruzaban la carretera hacia el cementerio. Entre esas familias acostumbradas a observar el desfile de difuntos estaba Doña Mercedes. Desde su balcón, tenía una vista privilegiada de este macabro acontecer.

Una noche, cuando el reloj marcaba casi las 11:30, un cortejo fúnebre rompió la monotonía. Extrañada, Mercedes se asomó para verlo pasar. Lo que presenció la dejó helada: encapuchados de túnicas blancas cargaban un ataúd, pero en lugar de dirigirse al cementerio, venían del cementerio hacia el pueblo. Un escalofrío recorrió su espina dorsal y un grito escapó de sus labios.

Uno de los encapuchados se volteó hacia ella, y esa mirada desató una serie de eventos aterradores. El cortejo continuó su camino, desvaneciéndose en la oscuridad.

Después de esa noche, Mercedes fue acosada por pesadillas inquietantes. Buscó ayuda en un sacerdote maya local, quien le reveló una verdad escalofriante: una antigua maldición había caído sobre el pueblo. Los espíritus de los difuntos, en lugar de descansar en paz, regresaban para atormentar a los vivos.

Para liberarse de esta maldición, Mercedes debía enfrentar sus miedos y seguir las indicaciones de sus sueños. En una de sus pesadillas, una misteriosa mujer le imploró que visitara 12 iglesias y encendiera veladoras en su nombre.

Con valentía, Mercedes y su familia recorrieron las 12 iglesias, rogando por el retorno de la normalidad al pueblo. Solo así lograron romper el hechizo y liberar al pueblo de la oscuridad que lo acechaba. Pero la lección quedó marcada: nunca subestimar el poder de una maldición ancestral, ni la importancia de enfrentar los propios temores para encontrar

la redención.

Autor:
Alvaro Rojas Melendez.
email: alvarome2003@gmail.com
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lunes, 6 de mayo de 2024

 

Hace mucho tiempo, en el remoto pueblo costero de San Felipe, se acercaba el día de los difuntos. Las calles se llenaban con el bullicio de la gente preparándose para honrar a sus seres queridos que habían partido. Entre ellos, se encontraba Francisco, un joven pintor conocido como Chuz, que se ganaba la vida adornando las tumbas en el cementerio local.

 

Un día, mientras preparaba sus pinturas, un hombre alto y distinguido se acercó a él. Con una voz suave pero firme, le ofreció un trabajo peculiar: pintar una tumba y agregar un símbolo especial. El hombre, cuyo origen era desconocido para Chuz, le ofreció una suma significativa de dinero por aquellos tiempos: treinta quetzales. Sin dudarlo, Chuz aceptó.

 

La mañana siguiente, Chuz se encontró con el hombre en el cementerio. La tumba que debía pintar estaba descuidada, cubierta de maleza. Mientras trabajaba, el hombre observaba en silencio, indicándole los detalles que quería que resaltara. Curioso por la identidad del hombre, Chuz le preguntó de dónde venía. La respuesta fue vaga: el hombre había llegado al pueblo hace tiempo y había perdido contacto con su hijo, cuya tumba estaban adornando.

 

Chuz terminó su trabajo, pintando la tumba con una vela encendida, cuya llama se desvanecía en la oscuridad, tal como le habían pedido. El hombre le pagó y se despidió, dejando a Chuz con una sensación extraña.

 

La noche del día de los difuntos, el cementerio brillaba con velas y adornos. Curioso por ver su trabajo, Chuz se dirigió a la tumba que había pintado. Allí, encontró a un joven llorando desconsoladamente. Al acercarse, el joven le mostró una fotografía de su padre fallecido. Chuz quedó petrificado al reconocer al hombre que lo había contratado.

 

El joven explicó que había recibido un dibujo con una vela y un mensaje que reconocía como la letra de su padre, quien había fallecido años atrás. Aunque había migrado lejos del pueblo por trabajo, el espíritu de su padre aún permanecía cerca, iluminando su memoria con amor.


 

Desde entonces, la leyenda de la vela en el cementerio de San Felipe,  se convirtió en un recordatorio de que el amor perdura más allá de la muerte, y que los lazos familiares trascienden el tiempo y la distancia.

 

Autor: 

Alvaro Rojas Melendez.

email: alvarome2003@gmail.com

tel.42245627.

sábado, 4 de mayo de 2024

 

Había una vez un joven llamado Reginaldo que vivía en un área rural. Casi todos los días, él se aventuraba a una aldea cercana para encontrarse con su novia, atravesando un espeso bosque en su camino de ida y vuelta.


 

En una ocasión, Reginaldo visitó a su amada alrededor de las seis de la tarde. El tiempo pasó sin que lo notaran, y cuando se dieron cuenta, ya eran las 11 de la noche. Con tristeza en el corazón, Reginaldo se despidió de su novia y emprendió su camino de regreso hacia la finca donde vivía.

 

Eran las 11:45 de la noche cuando Reginaldo divisó a lo lejos a una figura femenina en el camino. A medida que se acercaba, notó un parecido sorprendente con su novia, a quien acababa de dejar en su casa. Se preguntó qué hacía ella a esa hora y si algo malo le había ocurrido.

 

La noche estaba iluminada por la luna y al principio se escuchaba el canto de los grillos, pero de repente, un silencio sepulcral se apoderó del entorno, interrumpido por un canto siniestro. Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Reginaldo, erizando su cabello y ensanchando su cabeza.

 

En ese momento, Reginaldo se dio cuenta de que algo estaba terriblemente mal. Su novia nunca estaría sola en un lugar tan desolado a esa hora. Sin embargo, cuando intentó alejarse, la figura misteriosa estaba justo frente a él. Tenía el cuerpo de su amada, pero su rostro estaba oculto por una densa cabellera que le impedía verla.

 

El joven reaccionó instintivamente y comenzó a rezar, pero cuando intentó huir, vio la siniestra silueta del rostro de la mujer en el suelo, parecido al de un caballo. Con el corazón palpitando de terror, Reginaldo huyó del lugar, tropezando y cayendo unos metros más adelante.

 

Cuando amaneció, Reginaldo fue encontrado por vecinos que se dirigían a sus labores. Lo llevaron de vuelta a su hogar, donde pasó una semana postrado en cama, con fiebre y sin poder pronunciar una sola palabra. Pero al final, cuando su salud mejoró, pudo relatar lo ocurrido.

 


Su padre le explicó que había sido víctima de la Siguanaba, un espíritu maligno que acecha a los trasnochadores. A partir de entonces, Reginaldo aprendió la lección y decidió visitar a su novia en horarios más seguros.

cuenta la leyenda que reginaldo no vio directamente el rostro de la siguanaba, por eso es que salió bien librado.


Autor: 

Alvaro Rojas Melendez.

El Palmar Quetzaltenango.

email: alvarome2003@gmail.com

tel.42245627.

miércoles, 1 de mayo de 2024

 

En una noche oscura de los años 80, en un pequeño pueblo cercano al Palmar de Antaño, vivía Honorio, un hombre trabajador pero poco devoto. La historia comienza en la fiesta patronal del pueblo. honorio, como de costumbre, se refugió en la cantina al lado del mercado desde tempranas horas de la tarde.

 

Entre tragos de aguardiente, mientras la procesión al Señor Santiago pasaba por la calle, honorio, en su embriaguez, comenzó a insultar a los que pasaban, lo que llevó al cantinero a detener la música en señal de respeto. Ya entrada la noche, a las 11 en punto, el cantinero le indicó a honorio que era hora de cerrar.

 

Entre reclamos, honorio emprendió su camino hacia casa, tambaleándose por las calles oscuras. Su trayecto transcurría por un camino de terracería, iluminado apenas por los rayos de luna. Cerca de un lugar conocido como "El Agua Bendita", un perro negro surgió de la oscuridad, ladrando ferozmente. honorio, en su insolencia, comenzó a insultarlo, pero el perro persistente lo siguió.

 

En varias ocasiones, honorio tropezó y cayó, y al levantarse, notó los ojos del perro brillando como brasas ardientes en la noche. Este encuentro sobrenatural hizo que parte de su embriaguez desapareciera, y honorio se dio cuenta de que se enfrentaba a algo más allá de lo común.

 


Una densa niebla comenzó a rodearlos, y honorio, en un acto de desesperación, se arrodilló y pidió perdón por sus pecados, recordando los insultos que había dirigido a la procesión del Señor Santiago. En ese momento, sintió un arrepentimiento sincero. Pero al abrir los ojos, se encontró al borde de un gran barranco conocido como "Nima Uno". Si no hubiera sido por su reacción ante el Cadejo, habría caído a su perdición.

martes, 30 de abril de 2024

Posted by El Palmar Tv. in , , , , | 12:10:00 No comments

En el año de 1913, en la pintoresca ciudad de Retalhuleu, nació una leyenda que aún perdura en sus calles empedradas. Una historia de amor y desdicha, tejida con los hilos de la seducción y el destino.


Isabel, una joven de apenas 17 años, viajaba de la ciudad al puerto para comprar pescados y comercializarlos.  Su belleza era como un faro que atraía las miradas de todos los jóvenes del lugar. Pero detrás de su encánto, un vacío habitaba en su corazón, un hueco que ninguno de sus pretendientes podía llenar con su amor.


Isabel, con su risa traviesa y su voz dulce, se jactaba ante una amiga de que podía enamorar a más hombres que el mismísimo Cupido. Sin embargo, el destino, siempre astuto, tenía otros planes para ella. Cupido, al escuchar su desafío, decidió intervenir y flechó el corazón de Isabel con un amor imposible: un joven marinero de tierras lejanas que había llegado en una barcaza extranjera.


A pesar de todos sus intentos por conquistarlo, el joven marinero parecía estar fuera del alcance de Isabel. El tiempo conspiraba en su contra, ya que él solo permanecería en el lugar por unas pocas semanas. Isabel, con todo su encánto y artimañas, no lograba atrapar su corazón.



El día llegó en que la barcaza partió, llevándose consigo el amor de Isabel. Desde el muelle, entre lágrimas de desamor, Isabel vio cómo se alejaba la embarcación, llevándose consigo sus esperanzas y sueños de amor correspondido.


Dicen que el dolor de Isabel fue tan profundo que, en un acto desesperado, se lanzó al mar en busca de su amado. Cupido, testigo de su desdicha, decidió transformarla en una sirena, condenándola a vagar por los mares en busca de su amor perdido.


Los lideres de esa epoca en la ciudad de Retalhuleu, conmovidos por la historia de Isabel, erigieron un monumento en su honor. Una estatua de una sirena, con Cupido a su lado, se alza en el centro de la ciudad, recordando a todos el poder del amor y la fragilidad del corazón humano.



Dicen que aquellos que lanzan una moneda a la fuente que rodea la estatua, pidiendo el favor de Cupido, ven sus deseos cumplidos si lo hacen con fe. Y así, la leyenda de Isabel, la sirena enamorada, continúa inspirando suspiros y esperanzas en los corazones de quienes la escuchan.


Autor:

Alvaro Rojas Melendez.

email: alvarome2003@gmail.com

tel.42245627.

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lunes, 29 de abril de 2024

Posted by El Palmar Tv. 12:48:00 No comments

Hace muchos años, en una finca cafetalera cercana al imponente volcán, se esconde una leyenda que estremece los corazones de quienes la escuchan. En aquel lugar, donde los aromas del café se mezclan con el susurro del viento, se cuenta la historia de Susana, una mujer que vivió el acecho de un hombrecillo travieso, conocido como el Sombrerón, un ser mágico que encantaba a las mujeres con su sombrero gigante.

 

Susana compartía una humilde habitación con su madre y su hermano José. Todo comenzó en un día soleado, cuando Susana se topó con un joven de baja estatura a lo largo del camino. El joven, con una mirada llena de encanto, le pidió acompañarla, pero Susana, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda, rechazó su oferta y huyó asustada.

 

Desde ese día, una extraña presencia comenzó a rondar la habitación de Susana. Cada noche, al apagar las luces, un aura de misterio llenaba el aire, y al despertar, Susana descubría su cabello trenzado, a pesar de no recordar haberlo hecho ella misma.

 

Los días pasaron y la salud de Susana comenzó a deteriorarse. Sus ojos se cubrieron de ojeras debido al insomnio provocado por el constante acoso del Sombrerón, quien solo ansiaba conquistarla.

 


Una noche, José, decidido a proteger a su hermana, se mantuvo alerta con un machete bajo la cama. Cuando la presencia del hombrecillo se hizo presente, José se enfrentó a él, pero sus esfuerzos fueron en vano. El Sombrerón escapó ante la señal de la cruz y el filo del machete.

 

Los vecinos revelaron a José el oscuro secreto del Sombrerón: su obsesión por las mujeres de hermoso cabello, herida de un amor perdido en el pasado. Le aconsejaron que Susana debía cortarse el cabello para liberarse del acoso.

 

Siguiendo el consejo, Susana se despidió de su larga cabellera. Aquella noche, el Sombrerón regresó, pero al encontrar el cabello en el suelo, lanzó un grito terrorífico y desapareció en la oscuridad, dejando tras de sí una pequeña moneda de plata.

 


José guardó la moneda, ajeno al poder que encerraba. Con el tiempo, se casó y tuvo cinco hijas, todas ellas con hermoso cabello. Pero nunca tuvo un hijo varón. Un brujo local le reveló que la única manera de romper el hechizo era deshaciéndose correctamente de la moneda, pero para entonces, era demasiado tarde.

Autor:

Alvaro Rojas Melendez.

email: alvarome2003@gmail.com

recuerda que nuestras leyendas las puedes visualizar en nuestro canal de youtube:

Rojas Producciones.

lunes, 22 de abril de 2024

 

En una pequeña finca de El Palmar, habitaba un anciano solitario llamado Mario, junto a sus tres bellas hijas que eran el centro de atención del lugar. Pero una noche, la más joven llamó la atención de Juan, un hombre peculiar de habilidades misteriosas, rumoreadas por seres sobrenaturales.

 

Juan intentó cortejarla, pero al ser rechazado, la chica lo desdeñó. Con el paso del tiempo, golpes resonaron en las láminas de la casa, como si un animal pesado cayera sobre ellas, pero el sonido era demasiado fuerte para ser un simple gato.

 

Cada día, María, la menor de las hijas, amanecía sin ropa interior y con arañazos en la espalda. Ante la repetición de estos eventos, Mario buscó la ayuda de un brujo local, quien reveló que se trataba del Guin, un ser con pacto diabólico que se transformaba en animal para acechar a María en espíritu, advirtiendo que, de no actuar, la perderían.

 

El brujo reveló un secreto para mantener al Guin a raya: usar la ropa interior al revés. Aquella noche, el Guin, enfurecido, emitió un aterrador silbido al descubrir este truco.

 


Mario intentó enfrentar al Guin con una pistola, pero el arma fallaba cada vez que intentaba disparar, hasta que el brujo le enseñó el modo de enfrentarlo: hacer la señal de la cruz antes de disparar y tratar de quemarlo, pues solo el disparo no sería suficiente.

 

Así, Mario logró atrapar al Guin en un horno de leña, donde los gritos del ser se confundieron con el chirriar del fuego. Al día siguiente, la noticia de la muerte de Juan, con su cuerpo rojo y sin causa aparente, se extendió por la finca.

 

Desde entonces, se sabe que para alejar al Guin se debe usar la ropa interior al revés, y con la señal de la cruz, se puede dañar al ser y evitar su acecho. Y así, la leyenda del Pacto del Guin se propagó de generación en generación en la pequeña finca de El Palmar.

sábado, 13 de abril de 2024

Posted by El Palmar Tv. 14:18:00 No comments

 En las tierras de Santa María, donde el sol se esconde entre las montañas, existe una leyenda que ha pasado de generación en generación, contada al calor de las fogatas y en susurros bajo la luna. Se dice que hace mucho tiempo, hombres condenados a trabajos forzados fueron enviados a cavar un túnel en la oscuridad del Cerro Santa María, un lugar donde la luz del sol apenas llegaba.



Bajo la vigilancia de sus captores, estos hombres trabajaban sin descanso, día tras día, en condiciones difíciles y peligrosas. Entre ellos se encontraba Miguel, un hombre con una fuerza de voluntad extraordinaria, que anhelaba con todo su corazón trabajar en el túnel, convencido de que solo allí encontraría la redención de sus pecados.



Los rumores sobre el dueño del volcán, Juan Noj, un ser temido y poderoso, corrían entre los trabajadores. Se decía que no le gustaba que perturbaran su hogar de fuego, y que enviaría a sus sirvientes para castigar a los que lo hicieran.


Mientras los hombres excavaban las entrañas de la tierra, el estruendo de la dinamita resonaba como un lamento en las profundidades del volcán, despertando la furia de Juan Noj. Para detenerlos, envió a su más temible sirviente: un demonio oscuro que habitaba en las sombras y que pronto cobraría su precio en sangre.


Miguel, a diferencia de sus compañeros, sentía que algo no estaba bien. Él creía que el túnel estaba conectado al corazón del volcán, y que cavar en él podría traer terribles consecuencias. Intentaba advertir a los demás, pero sus palabras no eran escuchadas.


Un día, mientras el vapor brotaba de una roca cercana, varios hombres se vieron atraídos por una visión increíble: una mujer de una belleza sin igual, que lloraba lágrimas en una pequeña vasija, que ofrecía a los trabajadores sedientos. Uno a uno, los hombres sucumbieron ante la tentación de beber de sus lágrimas, sin saber que al hacerlo sellaban su destino con un pacto macabro.


Se cuenta que beber de las lágrimas de aquella mujer misteriosa los condenaba a la perdición, llenando sus almas de oscuridad y locura. Sus espíritus, atrapados para siempre en la oscuridad del túnel, buscaban desesperadamente una salida hacia la luz, pero sin poder encontrarla.


Desde entonces, las almas en pena de los prisioneros que murieron en el túnel,  vagan sin descanso, buscando viajeros incautos que se aventuren por aquellos parajes. Intentan cambiar su destino, buscando una última oportunidad para redimirse y encontrar la libertad que tanto anhelan.



Y así, en lo alto de una roca envuelta en vapor, una entrada permanece vigilante hacia el reino del dueño del volcán, un recordatorio sombrío de los peligros que se esconden en las profundidades de la tierra, y de las almas que buscan su camino de regreso a casa.


Autor: Alvaro Rojas Melendez.

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